(Sobre mi experiencia con medicación psiquiátrica)
Debido al estrés postraumático que tengo, hace 14 días, me prescribió el psiquiatra, pastillas para la ansiedad. La verdad es que no me he sentido muy bien. Me han dado dolor de cabeza, mucho embotamiento y los primeros días, hasta más ansiedad. Durante estos días, ha pasado por mi cabeza, varias veces dejar de tomarlas, mandarlo todo “al carajo”, hacerlo sola (porque “yo siempre puedo sola” 💁🏻♀️), dejar de meterle esto a mi cuerpo. Pero debo confesar que en esta prueba de humildad, ejercicio de confiar y soltar, he decidido seguir adelante y enfrentarlo todo, a veces con la idea de un autoexperimento, para ver como es que es esta “mierd@” de tomar medicamentos psiquiátricos, como me siento, qué pasa conmigo y si me va a servir o no.
Para cada persona es distinto y es un tema muy personal. En mi caso, los primeros días, fue peor y feo. Esto es algo que va pasando muy de a poco, es imperceptible y un poco confuso, teniendo en cuenta los demás síntomas que comenté, que son realmente evidentes. Sientes que algo está cambiando, pero no sabes muy bien qué es, es algo de mucha auto observación. Y aunque ya lo venía sospechando, hoy, 14 días después, comencé a darme cuenta de lo que las pastillas están haciendo en mí. Me encontraba en un punto en el cual cualquier situación importante del trabajo, me disparaba una ansiedad, con la cual sentía que me iba a morir. Como si fuera el fin del mundo. Sin contar, que cualquier situación relacionada con mi estrés postraumático, se sentía como de “20 rayitas”, desbordando totalmente mis emociones, de forma a veces muy irracional.
Entonces, hoy viví una situación relacionada con mi trauma, que hubiera en otro momento sido inmanejable para mí. Pero pude enfrentarla, pude quedarme y sentir esas sensaciones y emociones que antes, quedaban todas “tapadas” por el pánico, la angustia, era como si todo en mí, se cerrara hasta ahí. Hoy me quedé, si tuve miedo, reviví imágenes, sentí tristeza, sentí mi corazón ir más rápido, pero pude solo estar y sentirlo todo, todo en segundos. Dejarlo salir, sentirlo en el cuerpo y dejar que pasara, darme cuenta, que todo esta bien, que solo son recuerdos, que no me iba a morir. Sospecho mucho que esto es sanar. Esto lo había intentado varias veces durante un par de meses, pero “las rayitas” subían mucho y no, no podía. Las pastillas, definitivamente las bajaron. Con conciencia, decidí sentir y atravesar todo esto, pero desde un lugar de calma y mayor tranquilidad. Y bueno así me estoy sintiendo ahora, no soy mi ansiedad, no perdí el control de mí, lo sentí todo y puedo verla desde un punto de observador, donde puedo respirar y dejar fluir todo lo que viene a mi mente.
No sé como siga el proceso, si los síntomas secundarios de tomar las pastillas sigan o se detengan. Pero esto de hoy, esto sí valió la pena. Poder sanar. Sentir la ayuda. Algo que no estaba logrando sola. Estar en calma, pero sentirlo todo…hoy solo pienso, después de tantas dudas y resistencia, que vale la pena intentarlo, probar, abrir la mente, romper paradigmas, soltar y confíar.
Seguiré intentándolo.
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