Me he dado cuenta, que me pasa muy seguido que paso muchos días evitando sentir. Una especie de auto-anestesia que me pongo pensando en que así todo va a estar bien o a lo mejor, va a ser más fácil. Esa forma “práctica” de querer seguir con la vida “sin enredarme”.
Es algo que he hecho toda mi vida. Antes sin darme cuenta, ahora con mucha más conciencia, me doy cuenta y así me cueste, lo siento. Paro, escribo, respiro y me siento. La verdad es que a veces me demoro un montón en darme cuenta qué me pasa, a veces es rápido y más fácil.
Esta mañana una vez más, tuve que llevarme a sentir. Dejar de escapar entre todo y permitirme entender qué me pasa, entrar en mí, darme tiempo, oírme, sin juicios, sentirme.
En el camino, entendí que justo como pasa con la verdad, sentir nos hace libres. Libres de nosotros mismos, de nuestros pensamientos evitados, de los sentimientos reprimidos y nos permite respirar profundo, sintiendo en esa inhalación que de nuevo todo esta bien y que una vez más, estoy conmigo.
Sentir es una forma de verdad, es la verdad conmigo misma, la verdad que me hace libre.
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