Es muy chistoso, pero cuando más la necesito es cuando más la dejo. Me alejo, no quiero, se vuelve la ultima prioridad y todo es más importante. En el fondo sé que es una trampa en la que caigo y todo se va poniendo peor.
Mis pensamientos negativos van creciendo, mi ansiedad, que siempre describo como ir todo el día con el acelerador a tope, pero las revoluciones muy altas, no me deja descansar, mi genio se pone inmanejable, no respiro, me siento insegura y cualquier cosa me molesta. Esta soy yo, fuera de mi centro. A lo mejor no parece, pero por dentro se siente muy mal.
Pero de nuevo y por estos días, a pesar de que en mi vida han pasado cosas difíciles en las últimas semanas, volví a mi práctica. Llevo varios días llegando, madrugando, entrando en mi espacio. Estoy allí sentada cada día. Respirando, sintiéndome y meditando lo que necesito. Prendo mi vela, los inciensos humean, la música suena, mis cristales conmigo y todo es perfecto, para entrar en mi corazón, por un buen rato.
Meditar, respirar y sentirme, repetirlo cada día. Necesito recordar siempre como me siento hoy, que he regresado y que a pesar de que afuera las cosas sigan difíciles, me siento bien, tranquila y en paz. Un sentimiento de mucho amor me invade y fue ahí, en ese momento, cuando estaba guardando la ropa limpia, que me dije, nota mental para tí María, regresa, siempre regresa, que tu alma está en paz.
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